Copio y pego para compartir con ustedes una carta abierta al presidente de la república, escrita por JORGE TEJOS RODRIGUEZ
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Asunto: CARTA AL PRESIDENTE
SANTIAGO, 13 DE JUNIO DE 2012
SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
DON SEBASTIAN PIÑERA ECHEÑIQUE
PRESENTE
SEÑOR PRESIDENTE:
Me he permitido escribir estas líneas, para expresar mi más profundo malestar y rechazo por los hechos ocurridos el día 10 de junio del presente, en la exhibición de la película “PINOCHET” en el teatro Caupolicán.
La gravedad de los hechos el día domingo 10 de junio, no tiene precedente en países que se dicen “democráticos” y se desarrollaron ante la mirada atónita de muchas visitas extranjeras.
En los días previos y durante el desarrollo de la premier de la
película exhibida, me desempeñé como acompañante de delegaciones extranjeras, por petición de los organizadores y el clima que vivíamos era de total incertidumbre, por una serie de acciones judiciales que trataban de impedir este acto, además de una gran cantidad de amenazas de organizaciones de DD.HH y parlamentarios de izquierda, que abiertamente en televisión “adelantaban” nuestro desgraciado destino.
¿Y cómo no?, si ellos mismos, los que nos amenazaron naturalmente y como algo absolutamente normal, son los que alimentaron y organizaron los ataques de los que fuimos víctimas.
En este clima, las delegaciones de España, Italia, Estados Unidos, Uruguay, Argentina y Cuba, no lograban comprender que el hecho de asistir a una premier de una película histórica, pudiera significar un riesgo para su integridad, como tampoco lograban entender que hasta última hora, no se tenía la seguridad de poder mostrarla al público.
Sería demasiado extenso reproducir los comentarios y conversaciones que tuvimos los días antes del estreno, pero que dejan de manifiesto, una vez más, que en Chile existe un sector que tiene el control de “todo” lo que se puede decir o pensar y lo que se haga en sentido contrario será motivo de pasar por las penas del infierno. Lo anterior incluye, que para castigar a quienes se atreven a desafiar sus amenazas, deberán soportar el uso de actos irracionales y de extrema violencia, elegantemente llamadas “funas” y que son totalmente lícitas para ellos.
Escuché a personajes públicos como el diputado Enrique Accorsi o la señora Mireya García responsabilizando a quienes intentaran asistir, de los enfrentamientos que tendrían con su sector, en una evidente amenaza y amedrentamiento de participar en un acto que violentaba las conciencias, según ellos.
Como los paladines de los DD.HH. y la libre expresión “no” tuvieron éxito en su cometido, de evitar por medios legales la ejecución de este estreno, mandaron a sus hordas de terroristas a impedir el paso de las personas por todos los accesos al teatro Caupolicán.
Los cordones de seguridad que instaló Carabineros de Chile, a raíz de un recurso de protección interpuesto ante tantas y variadas amenazas, se materializaron a dos cuadras alrededor del teatro.
Cuando comenzó el acceso temprano el domingo por la mañana, ya todas las calles se encontraban bloqueadas, donde se evidenció una mancomunada y coordinada organización, que tenía por misión evitar el libre tránsito de la gente, agrediéndola con todo lo que tuvieran a su paso.
Señor presidente, le estoy hablando de 10 accesos bloqueados por esta organización delincuencial.
Se estima que logramos entrar entre 3.500 y 4.000 personas, donde más del 70% pertenece a la tercera edad y la misma cantidad no logró hacerlo, porque las huestes terroristas lograron su cometido, impidiendo con golpes, piedras y todo tipo de armas, que las personas pudiesen llegar hasta el cordón de Carabineros.
Todos fuimos golpeados en la entrada, pero solo la mitad logramos llegar al estreno, lo que mantuvo un permanente nerviosismo, sobre todo en las personas mayores, pues sabíamos lo que nos esperaba a la salida.
Ni la edad ni el sexo, fueron impedimento para que estos dementes desalmados, actuando con un odio inusitado, intentaran linchar, incluso a los vecinos que querían entrar o salir de sus casas, lo que a ustedes como autoridades debiera tener inmensamente preocupados, pero que hasta ahora, no lo han hecho notar.
Al terminar la actividad, estuvimos por más de tres horas secuestrados, sin tener una sola salida posible y junto a nosotros, nuestras valientes mujeres y amigos extranjeros.
Nuestro abogado trató infructuosamente de comunicarse con usted, con el ministro del interior y otras autoridades, durante todo el día y dejó muchos mensajes, que nunca fueron contestados.
Durante el intento de evacuación a esta cobarde emboscada, producida por los que se autodenominan víctimas de la agresión política, hubo una serie de ataques que ni Carabineros pudo evitar, al verse sobrepasados por tanto delincuente descargando su odio y aparte de los integrantes de la institución heridos, le contaré de un caso en particular, el ataque a una de nuestras mujeres y donde el agresor pudo ser finalmente detenido.
Este caso lo estoy denunciando ya que me fue narrado por la propia víctima, se trata de la señora MARINELLA FACHE. Ella fue brutalmente atacada por un grupo de antisociales con intenciones de matarla a golpes. El personaje que la golpeaba en el suelo descontroladamente y que fue reducido por Carabineros, los que también recibieron duros golpes de él, es ERNESTO HIDALGO OLIVARES, profesor de lenguaje del hogar de Cristo.
Este parásito cobarde y llorón, dentro del bus de Carabineros, reconoció que le habían pagado $35.000, por participar de estas golpizas.
Señor presidente, Carabineros estimó a los delincuentes en 1.500, y yo creo que fueron más. Por favor tome una calculadora y multiplique $35.000 por 1.500 terroristas. Sí señor, son cincuenta y dos millones y medio que “alguien” pagó por este pacífico acto de repudio, con intenciones de muerte y destrucción.
“La módica suma de $35.000 por golpear a una mujer indefensa o un anciano”, ya que no tienen el valor de enfrentarse a alguien que sí se puede defender.
Mientras todo esto ocurría, la señora Mireya García, daba entrevistas a tres o cuatro cuadras de distancia, sin correr ni un solo riesgo, gozando la actuación de sus mercenarios.
“Maricón es el que maltrata a una mujer”, fue el eslogan del presidente del PS y otros parlamentarios de izquierda, cuando salió a la palestra la ex presidenta Bachelet por el caso 27F, pero no pronunciaron el mismo discurso y guardaron silencio, cuando sus correligionarios agredieron a una Carabinero en el congreso o cuando un cobarde de sus filas frente a las cámaras de TV, tira un objeto en la cara a una motociclista de Carabineros. Hacerlo ahora ante el ultraje de muchas de nuestras estoicas mujeres, como lo dijo nuestro amigo Argentino, sería lo mismo que pedirle a Bin Laden, que se haga cura. El doble estándar de siempre.
El nivel de destrucción, agresividad, odio y resentimiento “no” fue mostrado por los noticieros de la TV, en su real magnitud.
Una periodista de Televisión Nacional, hizo saber en su nota, que Carabineros para evacuar a la gente introdujo buses y que las personas “no habían pagado sus pasajes”. Claro, en su despacho ella destaca esto como lo más importante de la jornada, sin importar en nada las agresiones y brutalidad que esta gente tuvo que pasar.
Tuvimos que pedir una ambulancia y subir una anciana que con una tremenda crisis de pánico se quedó en el interior del teatro sin poder reaccionar, pero esto “no” es más importante que el pago de los pasajes.
Qué vergüenza como se han trastocado los valores o mejor dicho como se han “trastornado”, ya que la integridad de las personas, cuando se trata de nuestro sector, pasan a un segundo plano o simplemente en “nada” importan.
El ex presidente Ricardo Lagos Escobar, en una entrevista en CNN, dijo que nosotros teníamos derecho a ver la película y que el otro sector también tenía derecho a manifestarse, lamentando los daños a una automotora.
Vuelvo a reiterar “que vergüenza”, que nuestras autoridades consideren más grave los daños a los autos de una automotora, a los sufridos por centenares de personas de edad.
Vamos por muy mal camino y los políticos, están dando cada día, más señales de que en Chile “no” es posible la convivencia en paz, justificando actos de intolerancia y violencia extrema por sobre la libertad de expresión, cuando esta no es la de su propia boca.
Antes de su cuenta pública el 21 de Mayo, le envié una carta manifestando el porqué de su baja en las encuestas, su falta de palabra y compromiso con la verdad histórica, su falta de liderazgo y mal asesoramiento por parte de sus ministros.
Hoy lo corroboro con más energía y convencimiento que nunca, y como le exigí en esa carta con respecto al mal uso de los fondos públicos del estado, al financiar una abominable película que homenajeaba a terroristas y un museo de la memoria corta, ahora hago lo propio, exigiéndole que se pronuncie e investigue de donde provienen los fondos utilizados para intentar lincharnos.
Nuestro sector siempre se ha destacado por ser ordenado y obediente de las leyes. Jamás hemos asistido a un acto incitando a la violencia o provocando esta. Por el contrario en todos nuestros eventos se canta la canción nacional y se escuchan discursos, dando siempre ejemplo de civilidad, honestidad y patriotismo.
En el otro lado de la moneda están los que tienen que evitar, a toda costa y sin importar el método, lograr una verdadera reconciliación, pues perderían el negocio que los ha mantenido por años. Un lucrativo negocio donde han sacado provecho hasta asesinos del calibre de Sergio Apablaza, quien dirigió el atentado del senador Jaime Guzmán.
Me imagino, pero no lo puedo asegurar, que la plata utilizada para pagar a los delincuentes y terroristas que actúan en todas las manifestaciones pacíficas, que ya son habituales y donde se destruye y saquea todo lo que se encuentra a su paso, saldrán de los fondos que el negocio de los DD.HH. recauda del estado o pueden también provenir de benéficas donaciones del señor Chaves, a través de las FARC.
Lo concreto es que usted tiene la responsabilidad de dilucidar esta situación y de cara al país, entregar los antecedentes.
Usted es el responsable de mantener el orden institucional, dar la garantía del libre tránsito y la libertad de expresión, que fueron sesgadas el 10 de Junio por conocidos e importantes personajes del quehacer nacional.
Por su forma de actuar, también amenazado y atemorizado permanentemente por la izquierda, estamos seguros que este ultraje a nuestras libertades más elementales y a nuestra integridad, quedará impune sin responsables y archivado como un caso “donde personas se subieron a un bus y no pagaron el pasaje”.
Mientras todos estos actos de abuso y represión quedaran en el más total olvido, su ministro del interior señor Hinzpeter, seguirá volcando todos sus esfuerzos para seguir condenando a uniformados, por hechos ocurridos hace 40 años.
Me hubiese gustado, que usted en persona visitara los alrededores del teatro Caupolicán, para ver con sus propios ojos, que Vietnam nos está quedando chico. Solidarizo con los pobres vecinos que tuvieron que vivir un día de guerra total, gracias a la señora Mireya García y sus secuaces pagados.
Quiero expresar, ante usted, mi más profundo respeto y gratitud a la institución de Carabineros de Chile, que sin su profesional, esforzado y valiente accionar, habríamos tenido muchas muertes.
Para terminar quiero pedirle que vuelva a tomar la calculadora y sume: los que asistimos al acto; los que no pudieron entrar, por efecto de la represión las hordas de delincuentes, contratados aparentemente por la señora Mireya; los que tuvieron miedo a las amenazas de la señora Mireya; los que no supieron, ya que nunca se promovió en espacios de TV, diarios o radios; los que tuvieron que trabajar; los que no pudieron ir por otros compromisos; los que tuvieron flojera o no tenían tanto interés; los que viven en provincia y muchos más.
Sí señor presidente, seguimos siendo más que ellos. La diferencia es que somos más silentes, más respetuosos de nuestra constitución, las leyes, las normas de convivencia y buenas costumbres y solo nos pronunciamos donde se nos permite sin restricciones y amenazas…....en las urnas.
Saluda a usted
JORGE TEJOS RODRIGUEZCiudadano Chileno atacado por intentar hacer uso de su libertad en “democracia”
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